Desde ese momento en que fue evacuada, apenas nadie, salvo investigadores y fuerzas de seguridad, ha vuelto a pisar Pripiat. Acceder sin autorización está penado con la cárcel. El moho, la vegetación y los animales salvajes se han apoderado de la que, en su día, en la Unión Soviética, fue llamada “La ciudad del futuro”.
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Cartel de bienvenida a Pripiat |
Aquel 28 abril de 1986 la ciudad quedó paralizada. Pasear por ella es como retroceder al pasado. En lo alto de algunos edificios...
todavía se conservan escudos de la URSS. En las calles se pueden ver símbolos y carteles con propaganda soviética.

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Hotel Polissia |
Se conservan bloques de pisos, escuelas, gimnasios, hospitales, parques de atracciones, iglesias…
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Vista de Pripiat,con Chernóbil al fondo. |
Pero la contaminación se extendió también a los lugares vecinos. Miles de niños, principalmente de otras zonas de Ucrania y de Bielorrusia, se alimentan cada día de productos contaminados por la radiación. Son los llamados “Niños de Chernóbil”. Sus familias no tienen recursos para comprar alimentos importados, por lo que se ven obligados a cultivar en la tierra. En la tierra contaminada.
Gracias a diversas asociaciones, muchos de estos niños son acogidos por familias españolas y pasan los meses de verano en nuestro país. Lo primordial en ese periodo es que tengan una buena alimentación y luz del sol, para limpiar su organismo. Y mucho afecto, pues la mayoría proviene de familias desestructuradas u orfanatos.
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